sábado, 24 de abril de 2010

Siempre se escribe con ese


Somos breve universo y puntada en el tejido social; palabra y fin; nada y algo. Nos debatimos en el dilema ético de cómo trascender, cómo marcar huella, cómo dar siempre nuestro mejor aporte en la creación de una sociedad justa, un mundo vivible en comunalidad. En este reflexionar descubrimos que hay razones que nos dicen que ese siempre se escribe con ese.

Ese recuerdo de vida cuando sólo éramos un pedazo de historia interceptado, mustio rincón de indignación callada, terco latido que aprendió a creer que, tras el impacto cruento del dolor, es posible construir algún lugar para la esperanza. Lugar donde renuevan sus latidos los signos personales del pasado y, desde allí, inician un comprometido caminar colectivo hacia la plenitud de lo humano.

Ese trocar cóleras en sabiduría, juicios en propuestas, vestir de otras las memorias desnudas y poder reconciliar así, en los acertados o inciertos gestos de otra gente, los saberes en diálogo que gestan futuro, la voz plural donde se evidencia que la vida nos reta.

Ese compromiso irrevocable con el Pueblo, no como abstracción o discurso vacuo, ni como palabra bien presentable que podemos usar en desmedida para impresionar y quedar bien. Pueblo que antes de ser tal se nombra y apellida, que comienza con el privilegio de andarnos, recorrernos, de encontrarnos en mano ajena y, como afortunadamente el amor no sabe de estrecheces, se convierte en himno común, oleaje permanente y sucesivo. Entonces se comunaliza, se regionaliza, nacionaliza, mundializa.

Ese cuidarnos con esmero. Estar pendientes del bienestar de quienes viven en casa: la pequeña y la universal. Mimarnos pero también exigirnos un desempeño mejor. Nos ayudamos cooperativamente y compartimos lo que somos, sabemos y tenemos pero nos llamamos la atención frente a los errores cometidos; sincopamos musicalmente nuestros pasos para que nadie se atropelle.

Ese empeño avasallante de cumplir disciplinadamente con las tareas, metas y misiones que nos competen. Deseamos, queremos, disfrutamos hacer lo que hacer debemos. Sabemos y asumimos que tenemos una responsabilidad histórica con esta generación así como con las pasadas y próximas. Nuestro tiempo es ahora, toda persona es imprescindible, lo que no haga cada quien para construir una vida más digna para todos y todas, nadie lo hará, al menos no con su estilo, su sello personal. No hay jornada que perder, oportunidad que desechar, esfuerzo que rechazar.

Con ese recuerdo, cambio, diálogo, compromiso, cuido, empeño siempre se escribe (vive). Con ese, también, se escribe solidaridad y socialismo, seguramente.

1 comentario:

  1. COMO EXTRAÑA, QUE NADIE ESCRIBA UN COMENTARIO ANTE TU HERMOSA Y APASIONADA MANER DE ESCRIBIR. SERÁ ACASO QUE LA TIMIDEZ EMBARGA A LOS POSIBLES LECTORES Y SE QUEDAN MUDOS POR MIEDO A NO ESTAR A TU ALTURA? BUENO TE DIRÉ QUE YO SOY MUY ATREVIDA.SIGUE ESCRIBIENDO HIJA QUE REALMENTE LO HACES MUY BIEN.

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