sábado, 24 de abril de 2010

Gente de palabra


Somos gente de palabra. Decimos, nos decimos y desdecimos. No importa. Somos coherencia y contradicción. Caligrafía inexacta. Ortografía sin ley. Vocablo invertebrado siempre entendido en el contexto. Esperanza polifónica de libertad.

Necesitamos el poema como noctámbulo compañero de nuestras horas abandonadas al pie del minutero; versos que inventan un café desnudo para exorcizar la miseria humana, rimas asonantes, prosas contundentes, parábolas de la realidad que nos vivifican y permiten dedicar aquel ahínco al brindis sereno de la felicidad.

Soñamos verbalmente; imágenes en sílabas, grafías ortopédicas, ayudas técnicas que sostienen el cuerpo de nuestros anhelos. Delirio y caos, templos reconstruidos a través de nuestros cuentos. Exageración fraterna fluyendo en sintaxis figurada que como artificio instintivo usamos en tribunas y aceras.

Amamos cada idea y ansiamos compartirla. Vamos dejando un reguero de bellas expresiones que, hallando resonancia en alguien, se resuelven en comunicación. Gesto sonoro, abrazo trisílabo, apoyatura del discurso que toma su valor del signo siguiente para no perder el compás.

La cercanía de la palabra nos permite elaborar nuestro proyecto de vida como si el miedo no existiera, como si siempre hubiese apoyo y respuesta para nuestras inquietudes, como si supiéramos que un beso a tiempo basta para continuar luchando.

Construimos un lenguaje que trasciende lo idiomático. Pluriculturalmente hablamos aún a riesgo de dependencia o adicción. Sentimos la embriaguez extrema de la palabra. Orgullo de lo dado y recibido; regalo gratuito del ser, generosidad sugerente que mitiga la orfandad y cobija lo político.

Rechazamos toda imposición. La participación sana y salva. Nos negamos a privatizar el texto, a condescender a la impiedad mezquina de quien no comparte lo escrito y habla sólo frente al espejo. Necesitamos la caricia a toda voz, la página en blanco y negro así como de aquella dispuesta a recibir nuestra irreverente mácula.

Seguiremos siendo gente, soñando, amando, construyendo colectivamente… hasta que el silencio nos separe.

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